La música nos acompaña en nuestras vidas como fuente inagotable de bienestar. Pocas sensaciones son tan placenteras como escuchar alguna de las canciones que nos acompañan en los momentos más especiales. No importa el género que sea. A tod@s nos llena algún tipo de música. Además, hay música para todo tipo de situaciones.
En el terreno que nos ocupa, como ingrediente del bienestar diario, es indudable que juega un papel básico. En el coche, en la ducha, en un concierto o de paseo por la montaña. La música nos genera un estado de felicidad como pocas cosas. Podemos cantar, bailar o, simplemente, dejarnos ir con una suave melodía. De una forma o de otra la necesitamos. No sabemos pasar sin ella.
EVOCAR MOMENTOS DE FELICIDAD
Deja que la música pase a formar parte de tu vida y si ya lo hace, enhorabuena. Prueba a escuchar un par de veces a la semana alguna canción que te evoque momentos de felicidad en el pasado. Un viaje, una amistad, un logro personal, un triunfo deportivo… Hay multitud de circunstancias que siempre van ligadas a alguna pieza musical.
Otro hábito placentero puede ser ir de conciertos. No se trata de convertirlo en algo habitual, pero sí, al menos, rerservarse un par de fechas al año para disfrutar la música en directo, sea del estilo que sea. Es cuestión de convertir ese momento en algo especial e inolvidable. Precisamente, mucha gente ahora anhela poder ir a un concierto. Y será de las primeras cosas que haga cuando recuperemos la normalidad.
Este ha sido uno de los sectores más castigados por la pandemia. Se nos ha hecho raro pasar el verano sin un gran concierto de un artista internacional, la gira del nuestro grupo favorito o esa orquesta en las fiestas del pueblo. Tenemos mono de música en directo. Así que en la lista de hábitos a recuperar hay que subrayar ir de conciertos.
RELAJARSE CON MÚSICA ANTES DE ACOSTARSE
Hay una música para cada momento y un momento para cada música. En función de nuestro estado de ánimo nos puede apetecer más un estilo que otro, pero siempre nos llena de inspiración. En la búsqueda del bienestar, ha ido calando en los últimos tiempos el consumo de música para relajarse. Por ejemplo, un buen hábito es escuchar algo tranquilo durante unos diez minutos antes de dormir. O, si se prefiere, combinarlo con la meditación.