Comprar regalos, saldar deudas, la entrada de un coche, un viaje… Hay multitud de destinos para acoplar un dinero extra con el que no se contaba. ¿Eres de las personas que recibe una gratificación en estas fechas? Si es así, ¿a qué vas a dedicar la extra? Seguro que te interesa conocer la forma de darle sentido a ese ingreso extraordinario para mejorar tu bienestar económico.
La primera pregunta que debemos hacernos es si realmente queremos darle un significado al activo que vamos a recibir. Si no te preocupa lo más mínimo y la única pretensión es quemar dinero, este artículo no es para ti. En cambio, si entiendes que ha llegado el momento de optimizar tus ingresos, te puede interesar lo que aquí se cuenta.
Partimos de la base de un mayor gasto en la recta final de año. El aumento de precios, las celebraciones, los regalos… Demasiados fuegos que apagar. Lo sabemos, pero no actuamos. La extra se convierte en la herramienta que utilizamos para mitigar la fiebre consumista en unas fechas muy especiales. Y más este año, después de haber vivido las anteriores navidades como las más extrañas de nuestras vidas.
Las ganas de fiesta son entendibles, pero no nos deben distraer de nuestro camino para mejorar las finanzas personales. Y este es el momento del año en que mejor podemos darle un empujón a nuestra economía. Un ingreso extra es la vitamina apropiada para hacer crecer la hucha. Si durante el resto del año nos refugiamos en la escusa de que cuesta llegar a final de mes, ahora no podemos utilizar la misma explicación para justificar la falta de ahorro. Vamos a recibir un dinero extra y lo tenemos que aprovechar a nuestro beneficio.
LA PLANIFICACIÓN ES FUNDAMENTAL
El primer paso es delimitar las cantidades que vamos a destinar a cada una de nuestras necesidades. La planificación es fundamental, pero a todos nos cuesta parar, sentarnos y escribir cuáles son los objetivos. Sin un presupuesto de gastos no vamos a ningún sitio. Y cuando nos damos cuenta, la extra se ha reducido a la mínima expresión sin saber muy bien adónde ha ido a parar el dinero.
Normalmente, tapamos primero los agujeros y con lo que nos queda intentamos ahorrar, pero, de repente, nos sale otro gasto imprevisto –muy habitual en estas fechas- y adiós al dinerito que queríamos guardar. Así que la operación debe ser exactamente a la inversa. Nada más recibir la extra, lo primero es apartar una cantidad y meterla en la hucha. Ya decidiremos después que hacemos con ella.
En este punto es cuando nos asalta la duda de cuánto dinero ahorrar. No existen normas en este sentido porque cada persona es un mundo. En función de las circunstancias, nuestra capacidad será mayor o menor, pero si has leído hasta aquí es porque te interesa mejorar tus finanzas. Y con esa intención ya tenemos mucho ganado. Así que dedícale un tanto por ciento que puedas digerir.
Podríamos distinguir tres franjas: lo mínimo, lo razonable y lo recomendable. El capital mínimo que debes ahorrar es, al menos, un veinte por ciento del ingreso extra. Lo razonable sería en torno al treinta y lo recomendable a partir del cuarenta por ciento. Si consigues más del cincuenta es que has hecho bien los deberes durante el año y ahora los gastos extraordinarios no resquebrajan demasiado el presupuesto.
Esa es precisamente la clave para llegar desahogados a final de año. Prepararse durante todo el ejercicio para que un gasto mayor del habitual no nos suponga un quebradero de cabeza. Si no hemos actuado durante los once meses anteriores, es una tarea que debemos grabarnos a fuego para implementarla a partir de enero.
¿QUÉ HACER CON EL DINERO?
Una vez dado el primer paso tenemos que decidir qué hacer con ese dinero ahorrado. Y es en este punto dónde la mayoría de la gente peca de inacción. Pasar del ahorro a la inversión sería el proceso natural, pero nos paraliza el hecho de desconocer dónde hacerlo. Atravesar ese puente es la clave de nuestro bienestar económico. Sí, es verdad que nos cuesta porque tenemos interiorizado que toda inversión supone un riesgo. ¿Y para qué quiero arriesgar mis 1000 euros si pueden dormir tranquilamente en el banco y ahí están seguros?
La respuesta es bien sencilla: porque en el banco no producen. Y en cuanto a la seguridad, hoy en día existen numerosos vehículos tan seguros o más que los propios bancos. Invertir ha dejado de ser una cosa exclusivamente de ricos. La inversión se ha democratizado. La tenemos a nuestro alcance y solo se trata de buscar la forma que nos resulte más cómoda para conseguir que nuestro dinero trabaje para nosotros y no sea comido lentamente por la inflación, que es lo que ocurre cuando lo dejamos dormir en el banco.
Entre los numerosos vehículos de inversión existentes en el mercado, la gestión automatizada es la más sencilla para las personas que aún miran con cierto recelo este mundillo. Una de las plataformas que ofrece este servicio es inbestMe. Y cómo la mejor prueba siempre es un botón aquí una demostración del camino recorrido por 1400 euros invertidos en julio.
Es cierto que rentabilidades pasadas no aseguran rendimientos futuros y ahí es dónde sale a relucir nuestra sicología. Debemos despreocuparnos del proceso y solo invertir el dinero que no vayamos a necesitar en el corto plazo. Eso sí, podemos ponerle la guinda al pastel realizando aportaciones periódicas para engordar la cuenta. Si quieres conocer con más detalle como funciona inbestMe te dejo una reseña del portal holainversion
Existe una barrera invisible que nos separa del camino para optimizar nuestros recursos. El mejor momento para derribar esa barrera fue ayer y el segundo mejor momento es ahora. ¿A qué esperas para dedicar la extra a sacarle rendimiento?